Las mujeres de la Biblia no dejan de sorprendernos con sus historias, y las mujeres que hoy te presentamos, fueron aquellas que tuvieron pasado difícil y doloroso, y que probablemente, por ello sintieron vergüenza.

Conoce las historias del pasado de cada una de estas mujeres y, al final tenemos un anuncio especial para ti y también te dejamos el reto de la semana.

1. Tamar: Fue agredida sexualmente por su medio hermano Amnón. Ella sintió mucha vergüenza a pesar de que no fue culpa suya.

Lee la historia completa de esta mujer en 2 Samuel 13.

2. La joven esclava:  Ella servía a la esposa de Naamán, y aunque su pasado fue duro como esclava , ella no dejó de reconocer el poder de Dios y de esa manera ayudó a Naamán cuando este tuvo lepra.

Lee su historia completa en 2 Reyes 5.

3. La mujer pecadora: Ella estuvo tan apesadumbrada por su pasado que compró el perfume más caro y junto con sus lágrimas, lavó los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. Jesús le perdonó sus pecados, todo su pasado quedó olvidado.

Lee más detalles de la historia en Lucas 7:36-50

4. La mujer samaritana: Esta mujer había estado casada con cinco personas diferentes en su vida y con el que se encontraba ahora no era su esposo. Jesús conocía de esto, pero no la juzgó, la trató caballerosamente y le habló sin despreciarla.

Su historia se encuentra en Juan 4.

5. La mujer adúltera: Esta mujer fue sorprendida en acto de adulterio, por eso la gente quiso apedrearla. Sin embargo, no pudieron hacerlo porque ellos eran pecadores al igual que ella. Jesús tampoco la condenó, pero le dijo algo importante: que dejara de pecar.

Encuentra la historia completa en Juan 8:1-11.

¿Quieres conocer más de la historia de mujeres de la Biblia? El estudio bíblico “Mujeres Positivas de la Biblia” inicia el 23 de Julio, no te lo pierdas y aprende más de la Biblia con nosotras.

julio 10, 2020

Un corazón agradecido


«Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son.»

1 Tesalonicenses 5:18 (TLA)

Había una pareja de ancianos que llevaban más de cincuenta y cinco años de matrimonio, ambos habían sido pastores de una congregación y vivían tranquilos con sus hijos y nietos.

Todo parecía marchar casi bien hasta que el corazón de la anciana esposa se detuvo, y mientras los familiares se la llevaban al hospital, falleció. Cuando sucedía todo esto, el anciano se quedó en casa esperando a su fiel compañera, porque no sabía que ella ya había partido de este mundo.

Habían pasado las horas desde que se habían llevado su cuerpo, hasta que los hijos regresaron y avisaron a su anciano padre que había fallecido su esposa. Al oír la noticia extendió sus brazos al cielo y con lágrimas en los ojos dijo:

— ¡Gracias Señor! ¡Gloria a Dios!

Nadie imaginó una reacción así ¿cómo puedes agradecer a Dios cuando te arrebata a alguien que amas y que ha pasado casi toda una vida contigo? El anciano no agradeció porque al fin su esposa estaba muerta o porque ya no la amaba, sino que él sabía que estamos de paso en este mundo y que ella solo se había adelantado.

 Es doloroso decir “gracias Dios” cuando te despiden del trabajo, cuando tienes una enfermedad terminal o cuando no tienes dinero. Pero, así como está escrito en 1 Tesalonicenses 5:18, un cristiano debe mostrar gratitud con el Creador en todo momento.

Esto no significa que Dios es malo y quiere vernos sufrir cuando pasamos por dificultades y aun así le debemos de agradecer. Recuerda que Dios envió a Su Hijo Jesús para morir por nuestros pecados y gracias a su muerte y resurrección fuimos rescatados de la muerte eterna. Así que a quien le debemos más que un simple “gracias” es a Dios.

Un corazón agradecido no permite que los problemas sean impedimento para reconocer a Dios su obra de gracia.

Estudia 1 Tesalonicenses 5:18 con nuestro método de estudio bíblico «L.M.V»

Es fácil alabar a Dios, leer la Biblia y tener el corazón rebosando de alegría cuando todo está bien, pero en momentos difíciles como un accidente, un divorcio o una pérdida qué enfrentar, parece que nuestra devoción al Creador es arrasada y de nuestros corazones se esfuma la dicha.

No obstante, la adoración a Dios es algo que debe hacerse a pesar de las circunstancias en las que nos encontremos, porque nuestra fortaleza viene desde los cielos y el Salvador nos protegerá aun en los peores momentos de la vida.

La historia de Job es conmovedora, con un inicio feliz, un nudo tormentoso y un final glorioso. A este hombre se le fue quitado lentamente todo lo que tenía, ovejas, bueyes, criados, familia y hasta su salud. Además, sus amigos lo acusaron de haber pecado y que por esa razón Dios lo estaba castigando, incluso su esposa le dijo que maldijera al Altísimo y que después se muera.

Tómate un momento para imaginar el sufrimiento que vivió Job. Todo el dolor físico causado por las llagas en su cuerpo y dolor emocional que sintió por la traición y abandono de la gente que conocía.

Fue tanto el padecimiento que Job enfrentó, que deseó nunca haber nacido, pero a pesar de todas sus tribulaciones, nunca maldijo el nombre de Dios.

«y dijo: … Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.»

Job 1:21 b (RVR 1960)

Cuando atravesamos por crisis, problemas y enfermedades, nuestra prioridad es quejarnos ante Dios y culparlo por la tribulación que nos aflige. Pero miremos a Job, él pasó por peores cosas y aun así alabó y bendijo a Dios.

Ya sea que estés enfrentado una situación crítica en tu vida, pero recuerda que, así como Job bendijo al Redentor en su aflicción, tú también debes de adorar en la tribulación.

¿Tuviste alguna experiencia donde a pesar de tu crisis adoraste a Dios?