Anteriormente habíamos hablado de una mujer viuda que atravesó por una crisis financiera, pero usó lo que tenía para sacar adelante a su familia.
Te menciono esta historia para refrescarte la memoria porque hoy hablaremos de otra mujer de la Biblia que también usó lo que tenía, pero no para beneficio propio, sino para otra persona.
La historia de la mujer sunamita la encuentras en 2 Reyes 4:8-17. Ella era muy rica y cada vez que Eliseo, el profeta, pasaba por Sunem, esta mujer le invitaba a comer insistentemente.
Ya que Eliseo pasaba por ahí con mucha frecuencia, la sunamita le dijo a su esposo que construyeran una pequeña habitación para el profeta.
Esta mujer fue tan bondadosa y generosa que usó lo que tenía para bendecir la vida de Eliseo y darle un lugar donde quedarse.
Si bien es cierto, ella tenía mucho dinero y por eso lo hizo. Pero, no necesitas tener grandezas y riquezas para bendecir la vida de otros. Recuerda la historia de la niña esclava de Naamán, que sin dinero ayudó a su amo.
La lección que la mujer rica nos deja es que debemos ser generosos con los demás. Bendecir la vida de otras personas que trabajan para la obra de Dios es magnífico, porque te dará esa satisfacción de haber ayudado.
Eres rica, tal vez no económicamente, pero Dios te ha dado una infinidad de herramientas para que salgas adelante y puedas bendecir la vida de otras personas.
¿Quién dice que necesitas dinero para ayudar a alguien? Nadie.
Esta mujer construyó una habitación para Eliseo, tú puedes ayudar a construir los sueños de alguien, aconsejándole, hablándole de la Palabra.
Lo más importante aquí es que no tienes las manos vacías, tienes mucho para dar para la obra de Dios y para bendecir a tu prójimo.
No dejes que la crisis te meta a la cabeza que es difícil dar, no es así. La generosidad es algo que, como Mujer valiosa, debes practicar.
Te invitamos a unirte a nuestro estudio bíblico Mujeres de la Biblia, que es completamente gratis. Así aprenderemos juntas sobre la Palabra de Dios.