Hola preciosa amiga, es bueno encontrarnos otra vez.
Las circunstancias actuales son difíciles, tal vez no te alcanza el dinero para las compras, estás en deudas o careces de felicidad. Todo lo que ocurre a diario puede hacer que nos sintamos decaídas, tristes y estemos envueltas en nuestra propia crisis.
Nos gustaría recibir apoyo de otras personas, de la iglesia, de los vecinos, pero la Palabra de Dios nos dice que es mucho mejor dar que recibir en Hechos 20:35.
Sin embargo, nos preguntamos ¿cómo puedo ayudar ahora si estoy en medio de una crisis? Puede parecer que si no damos no seremos bendecidas, pero no debemos hacerlo por el premio o la recompensa de la bendición; sino por el ejemplo de Dios. Él nos dio a su Hijo Jesús para ser salvos.
Teniendo esto en mente, ayudar a los demás es algo que se debe hacer. Pero estás en una crisis, ayudar puede parecer algo imposible, porque tú misma necesitas ayuda.
La Biblia nos narra la historia de Naamán, tal vez ya conoces este relato, él estuvo enfermo de lepra y fue sano, pero pasamos por alto quién fue aquella persona que le ayudó en su proceso de sanidad.
Solo aparece en 3 versículos de 2 Reyes 5, una joven esclava israelita que fue cautiva por los sirios.
Fíjate bien en la historia de esta muchacha, fue llevada a otro país como sirvienta, la separaron de su familia en plena flor de su juventud. Tuvo que trabajar para la esposa de Naamán y su labor fue dura y difícil.
A pesar de estar en esa terrible situación, ayudó a su amo. Le dijo que vaya ante el profeta Eliseo para que pueda sanarlo de la lepra.
¡Qué maravilloso! Estando ella en crisis, ayudó a otra persona en crisis.
Amiga, la tribulación que vivimos ahora es grande, pero el ejemplo de esta jovencita es grandioso.
Tal vez eres cautiva de tus pensamientos negativos, esclava de tu pasado o presa del dolor. No importa la crisis en la que estás, puedes ayudar a otros.
Tu crisis no es impedimento para ayudar a la gente, a los que más necesitan de Dios. Ya sea que les hables por mensajes de texto, por las redes sociales, o simplemente orando por sus vidas. Recuerda que no necesitas dinero para ayudar a otros, basta con una oración o una palabra de aliento para que los demás lleguen a conocer a Cristo.
Así puedes ayudar a los demás, aun si estás en crisis.