!Hoy es un nuevo día mujer valiosa! Una nueva oportunidad para sonreírle a la vida. Para darle gracias a Dios por sus misericordias que son nuevas cada mañana.
Mientras escribo este pensamiento para ustedes, contemplo la naturaleza que me rodea y dejo que mi espíritu se regocije al escuchar el canto de los pájaros a mi alrededor.
Todas las mañanas los pájaros vienen a mi jardín a beber agua de un bebedero que tengo allí preparado para ellos. Me encanta mirarlos como se gozan mojando sus plumas y sacudiéndolas en el agua. Ese simple panorama pone en mi rostro una enorme sonrisa.
Ese tiempo en las mañanas me ayuda a reflexionar en las grandezas de nuestro Padre. Ver como el provee para ellos en todo tiempo y no los abandona, me recuerda su inmenso amor por mi.
Es como si por unos cuantos minutos Jesús se sentara a mi lado en el jardín y mientras yo me recuesto en su regazo, entablamos esa conversación de Padre he hija. Me veo contándole mis preocupaciones, mis dudas, mis miedos, y también mis sueños.
Es como ser esa niña pequeña que busca la protección y el cuidado de su padre cuando se siente débil e indefensa.
Y es ahí, en medio de la dulce briza de la mañana, y en medio del silbido apacible de las aves, que escucho su dulce vos hablar a mi corazón: “Hija mía, no temas… yo te ayudo”
Quizás hoy al abrir tus ojos en la mañana lo primero que vino a tu mente fue el problema o la situación difícil que estas enfrentando en este momento y se te hace difícil sonreír. Mas hoy, el Señor quiere que saques ese tiempo y dejes que el hable a tu corazón. El quiere que sepas que el tiene cuidado de ti; de tu casa, de tus hijos, de tus finanzas, de tu salud. Deposita en el tu carga y no permitas que nada robe el gozo que el ha puesto en ti.
La Palabra dice que el corazón alegre hermosea el rostro( Prov. 15:13) Así que te invito hoy a poner tus cargas en las manos del Señor y a comenzar a sonreir…
Vamos, sigue sonriendo y has esta declaración conmigo:
Señor, te doy gracias por hablar a mi corazón en este día y por recordarme que tu no me has dejado sola. Aprenderé a sonreír en todo tiempo porque se que tu eres mi Padre y tienes cuidado de mi. Por tanto, aunque las higueras no florezcan y no haya uvas en las vides, aunque se pierda la cosecha de oliva y los campos queden vacíos y no den fruto, aunque los rebaños mueran en los campos y los establos estén vacíos, ¡aun así me alegraré en el Señor! ¡Me gozaré en el Dios de mi salvación!
Habacuc 3:17-18 (NTV)
Puedes seguir a la autora Oneida Arnau: Pagina web: https://oneidaarnau.com/ Instagram: https://www.instagram.com/oneida_arnauofficial Conoce su nuevo libro: <<Durmiendo con tu enemigo>> en su pagina oficial.