«Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son.»

1 Tesalonicenses 5:18 (TLA)

Había una pareja de ancianos que llevaban más de cincuenta y cinco años de matrimonio, ambos habían sido pastores de una congregación y vivían tranquilos con sus hijos y nietos.

Todo parecía marchar casi bien hasta que el corazón de la anciana esposa se detuvo, y mientras los familiares se la llevaban al hospital, falleció. Cuando sucedía todo esto, el anciano se quedó en casa esperando a su fiel compañera, porque no sabía que ella ya había partido de este mundo.

Habían pasado las horas desde que se habían llevado su cuerpo, hasta que los hijos regresaron y avisaron a su anciano padre que había fallecido su esposa. Al oír la noticia extendió sus brazos al cielo y con lágrimas en los ojos dijo:

— ¡Gracias Señor! ¡Gloria a Dios!

Nadie imaginó una reacción así ¿cómo puedes agradecer a Dios cuando te arrebata a alguien que amas y que ha pasado casi toda una vida contigo? El anciano no agradeció porque al fin su esposa estaba muerta o porque ya no la amaba, sino que él sabía que estamos de paso en este mundo y que ella solo se había adelantado.

 Es doloroso decir “gracias Dios” cuando te despiden del trabajo, cuando tienes una enfermedad terminal o cuando no tienes dinero. Pero, así como está escrito en 1 Tesalonicenses 5:18, un cristiano debe mostrar gratitud con el Creador en todo momento.

Esto no significa que Dios es malo y quiere vernos sufrir cuando pasamos por dificultades y aun así le debemos de agradecer. Recuerda que Dios envió a Su Hijo Jesús para morir por nuestros pecados y gracias a su muerte y resurrección fuimos rescatados de la muerte eterna. Así que a quien le debemos más que un simple “gracias” es a Dios.

Un corazón agradecido no permite que los problemas sean impedimento para reconocer a Dios su obra de gracia.

Estudia 1 Tesalonicenses 5:18 con nuestro método de estudio bíblico «L.M.V»