«La alegría es como una buena medicina, pero el desánimo es como una enfermedad.»

Proverbios 17:22 (PDT)

La vida es como estar en un campo de batalla donde nos enfrentamos a las malas noticias, pérdidas de trabajo, enfermedades, ansiedad, miedo y desánimo. No es necesario contagiarnos con el coronavirus para sentirnos decaídas, el medio en el que vivimos nos lleva a tener sentimientos negativos en el corazón; pero a esta montaña rusa de negatividad podemos ponerle un freno: ese freno es la actitud.

Conocí a una persona que tenía ciertos problemas cardíacos como taquicardias y dolores fuertes en el pecho. Naturalmente estuvo muy preocupada por lo que acudió a una cita con el cardiólogo.

Tras una serie de evaluaciones con el ecocardiograma, el médico le dijo que tenía un corazón muy fuerte y sano, que todo estaba bien, pero de repente le miró a los ojos y dijo:

—Tu problema no es cardíaco, es emocional. Tienes dificultad para manejar los problemas y te angustias demasiado.

Ella se sintió avergonzada con esas palabras, pues el médico no había sido la única persona que le había dicho que le faltaba manejar mejor las cosas, y dejar todo pesimismo de su vida.

En la Biblia encontramos este versículo:

«El corazón alegre se refleja en el rostro, el corazón dolido deprime el espíritu.»

Proverbios 15:13 (NVI)

Esto nos insta a cambiar la actitud, que no es algo fácil, pero la Palabra de Dios nos anima a mejorar y a alegrarnos aun en medio del dolor.

Nuestra actitud juega un rol muy importante en todo momento que atravesamos, pues como dice Proverbios 17:22, si nos desanimamos, será como estar enfermas y por estar atrapadas en una actitud negativa seremos presa fácil para caer en la depresión, ansiedad y angustia. No debemos permitir que esto invada nuestros corazones, por el contrario, permitámonos sentir alivio cambiando nuestra actitud.

A veces es difícil mantener una actitud positiva todo el tiempo, pero sí es posible.

A partir de esa cita que con el cardiólogo, esta persona cambió su forma de pensar y actuar cuando tenía problemas.

Nuestra actitud ya no tiene que ser pesimista, sino optimista, siempre recordando que nuestra felicidad no se basa en lo terrenal sino en lo celestial.

La actitud positiva es como una buena medicina, así que no dudes en tomar una dosis cada día.

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¿Quién en tu vida necesita escuchar sobre el amor de Dios?
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