Hay muchas personas que sufren y viven en constante dolor porque no pueden levantar su voz y denunciar el mal por el que pasan, pero tú sí puedes hacerlo.

¡No te quedes callada! La violencia y el maltrato han estado presentes desde hace muchos siglos atrás, incluso en la Biblia podemos encontrar cómo Penina discriminaba a Ana porque no tenía hijos. De manera similar ocurrió con Agar y Sara.

Pero, algo que debemos recordar es que Dios nunca ha aceptado el maltrato a ninguna persona. Pues Él mismo, en las Escrituras nos dice que:

«Habla por los que no pueden hablar y defiende los derechos de los desamparados.»

Proverbios 31:8 (PDT)

Si puedes hablar, no te quedes callada

Dios no acepta el maltrato, ya sea físico, emocional, verbal, etc. Por tanto, si eres hija de Dios también debes rechazar estas cosas.

Si conoces a alguna amiga, familiar o vecina que está sufriendo, no te quedes de brazos cruzados esperando un milagro, si puedes ayudar, animar y hablar con esa persona, hazlo.

Recuerda que no se trata de hacer justicia por nuestras propias manos, sino ser un megáfono de aquella amiga que no puede levantar su voz.

Defiende los derechos de los desamparados

Dios nos manda a defender los derechos de las personas que están desamparadas, tal vez piensas que esto solo lo podrá hacer aquella que es abogada, pero no es así, porque toda hija de Dios tiene el valor y el coraje de defender a aquel que sufre.

Esta defensa no es necesariamente ante la ley, puedes acoger a esa persona en casa, hablándole de Cristo y siendo una amiga sincera.

Por último, si es que eres tú quien se encuentra en esta posición de maltrato, dolor y desamparo, y crees que no hay quien levante la voz por ti, no olvides que las penas de este mundo no son nada comparadas a la vida eterna y feliz que gozaremos con nuestro Padre.

No te quedes callada, no te sumerjas en el dolor y levanta tu voz, porque Dios te ayudará. Atrévete a ser defensora de los oprimidos, porque Dios es tu defensor.

Tenemos un reto para ti: No callaré mi voz. Habla con una amiga que tenga un problema. Aconséjale y oren juntas. Ayúdale a resolver el conflicto y no tengas miedo de hacerlo.

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*La imagen destacada es de licencia gratuita, pero reconocemos al autor philm1310 de Pixabay.